Esta localidad se encuentra en el extremo centro-septentrional del Valle, en la margen derecha del río Purón, a la salida del desfiladero que éste configura al atravesar la Sierra de Arcena, y dentro del interfluvio conformado por la desembocadura del arroyo del Valle.

El acceso a la misma se realiza a partir las localidades de Ranedo o de Promediano, coincidiendo la carretera desde esta última con el posible trazado del camino romano que atravesaba el valle desde Frías.

Su casco urbano se dispone apiñado bajo la iglesia, en torno a una calle principal que constituye la continuación del camino de acceso.

El nombre deriva del monasterio-ermita de San Martín de Herrán del que aún son visibles las ruinas y las tumbas antropomorfas y podría traducirse por algo así como la cerca o el cercado.

La iglesia, dedicada a Santa Águeda, es una de las mejores del Valle.

Posiblemente sea la población más antigua del Valle, constatada por el documento fundacional del monasterio de San Martín en el año 852, existiendo así mismo vestigios de época romana y posiblemente de la Edad del Hierro. Adquirió gran prosperidad durante la Edad Media por su ubicación junto al desfiladero, que constituía uno de los pasos más importantes hacia los puertos del Norte, comenzando su decadencia con la apertura de las modernas vías de comunicación.
El casco urbano está formado en su mayoría por casas solariegas de los siglos XIX y XX, con estructura de madera y mampostería de arenisca y sillares en las esquinas, generalmente de dos o tres plantas, presentando algunas balconada o solana. Se trata de casas de tradición norteña, en las que se han realizado diversas reformas, que en general no han alterado su morfología tradicional.

Un grupo más reducido está formado por casonas de los siglos XVII-XVIII, de sólida construcción en sillería y mampostería de arenisca, con puertas de arco, ventanas molduradas o blasones. Destacando también algún ejemplar más antiguo, como la casa-torre actualmente reformada como casa rural.
Mezcladas con las anteriores existen construcciones recientes que deslucen el aspecto general del núcleo urbano. Por otro lado, no permanecen ya elementos como el horno de pan comunal, un pequeño hospital, herrerías o la taberna que existían según documentación del XVIII, sí se conservan todavía varios molinos, aunque en desuso y un pajar con patín que denominan "el castillo" y que posiblemente se trate de una torre reutilizada.

En cuanto al entorno natural de la localidad, su posición al pie de la Sierra de Arcena, condiciona que los terrenos de cultivo sean escasos, encontrándose rodeado de bosque y sotobosque, en uno de los emplazamientos con mayor atractivo paisajístico del Valle, debido sobre todo al desfiladero que configura el Purón.